Originalmente programada para celebrarse entre los meses de agosto y noviembre del 2020, la 17ª edición de la Bienal de Arquitectura de Venecia, como cualquier otro evento de este año, tuvo que posponerse debido a la pandemia –quedado como fecha tentativa el período abarcado entre el 22 de mayo y el 21 de noviembre de 2021-. Con la pregunta "¿Cómo viviremos juntos?", el curador Hashim Sarkis convocó e invitó a los arquitectos a "imaginar nuevos espacios en los que podamos vivir juntos armoniosamente". Hoy más que nunca, bajo las actuales circunstancias, el tema de la Bienal es, de hecho, el principal foco de interés en todo el mundo.
Después de haber dialogado en Venecia hace más de un año con Hashim Sarkis "¿Cómo viviremos juntos?", ArchDaily tuvo la oportunidad de reflexionar una vez más y reexaminar la temática de la Bienal. En una entrevista realizada en dos partes, abordaremos junto al arquitecto esta interrogante, debatiendo sobre la situación actual y el futuro.
Sigue leyendo para conocer la primera parte de la entrevista, centrada en la temática de la Bienal de Venecia 2021:
Sobre el Tema de la Bienal
ArchDaily (Christele Harrouk): La última vez que conversamos con usted desde ArchDaily, nos comentó que el tema "¿Cómo viviremos juntos?", elegido para titular la 17ª edición de la Bienal de Arquitectura de Venecia, surgió de su deseo de conversar sobre el optimismo. ¿Cree que, después de todo lo que ha pasado este año, su enfoque ha cambiado de alguna manera? Y si pudiera elegir, ¿elegiría otro tema para la edición del 2021?
Ahora más que nunca, ¿considera que esta es una pregunta es atemporal?
Hashim Sarkis: La pregunta ¿Cómo viviremos juntos? es, de hecho, muy antigua. Los babilonios se la hicieron al momento de construir su torre. Aristóteles se lo cuestiono mientras escribía sobre política. Su respuesta fue "la ciudad". Durante la revolución francesa y americana se lo preguntaron. Incluso Timmy Thomas la planteó apasionadamente en su canción “Why Can’t We Live Together?” (¿por qué no podemos vivir juntos?)
Cada generación se siente obligada a abordar esta interrogante y generar una respuesta propia. Pero esta generación a diferencia de las anteriores, donde la ideología tenía un peso muy relevante, insiste en que no hay una única fuente de la que pueda provenir esta solución. La pluralidad y la diversidad de voces e ideas no impedirá nuestra convivencia, sino que la enriquecerá.
Le hacemos esta pregunta a los arquitectos porque claramente no estamos contentos con las respuestas que están saliendo de los núcleos políticos actuales. Estamos preguntando a los arquitectos porque los arquitectos son buenos convocantes y expertos en el proceso de construcción. Preguntamos a los arquitectos porque nosotros, los arquitectos, estamos preocupados por dar forma a los espacios en los que la gente vive y vivirá en conjunto y porque, a menudo, imaginamos estos entornos de forma muy diferente a como lo dictan nuestras normas sociales.
En ese sentido, los contratos espaciales que producimos con cada área que diseñamos, abrazan el contrato social al que aspiraba ese espacio y propone, a la vez, una alternativa al mismo. Aspiramos a posibilitar las mejores situaciones sociales y a proponer alternativas donde podamos optimizarlas. Una casa unifamiliar puede replicar los valores explícitos y las opresiones implícitas del modelo de familia estereotipado posterior a la Segunda Guerra Mundial, pero también, de hecho, puede desafiar desde su interior, las estructuras unifamiliares, las jerarquías y las segregaciones de género, como bien hemos visto en los poderosos experimentos de arquitectos como Lina Bo Bardi y Elizabeth Diller. La casa reimaginada será una de las cinco escalas de la Bienal.
Esperemos que la pregunta continúe movilizándonos y, al hacerlo, podamos construir en base al optimismo que impulsa a la arquitectura y a los arquitectos. Nuestra profesión tiene la tarea de diseñar mejores espacios para vivir mejor. Nuestro reto no es ser optimistas o no. No tenemos otra opción. Nuestro reto es más bien otorgarles a los habitantes una vida mejor a través de las "imágenes de deseo" que producimos desde la arquitectura.
La pandemia ha hecho que, sin duda, la pregunta que formulé para titular la Bienal sea aún más relevante, aunque de alguna también manera irónica. "¿Cómo viviremos juntos?" suena extraño en el contexto de aislamiento que la pandemia ha impuesto. Puede ser una coincidencia que justo hayamos hecho esta pregunta unos meses antes de que comience la crisis sanitaria. Sin embargo, creo que hay una conexión profunda. Las mismas razones que nos llevaron a hacer esta pregunta (crisis climática, desplazamientos masivos de población, polarización política y crecientes desigualdades raciales, sociales y económicas) nos han conducido directamente hacia esta pandemia. Las respuestas que la arquitectura pueda generar frente a estas situaciones serán centrales en la 17ª Bienal de Arquitectura de Venecia.
Sobre la Bienal de Arquitectura de Venecia 2021
AD: ¿De qué manera está trabajando con los participantes en la preparación de la Bienal que tendrá lugar en el 2021? ¿Están pensando reorientar el tema original hacia algún otro lugar?
HS: Postergar el evento fue una decisión difícil pero inteligente tomada por Roberto Cicutto -el Presidente de la Bienal- y los líderes del evento. La reprogramación se confirmó luego de reunir una amplia aceptación por parte de los participantes y los curadores nacionales. Asegurar la salud y la seguridad de todos los involucrados era más importante que conservar la fecha de apertura original. Hicimos una pausa durante un par de meses, pero recientemente hemos ejercido presión para reiniciar la organización. Ahora, revitalizados por la mejora de la situación en Italia, por la reapertura de los Giardini, y por la exitosa apertura del Festival de Cine, estamos planeando celebrar la Bienal el 22 de mayo de 2021. Tenemos la esperanza de que para ese entonces la pandemia se haya calmado. Los participantes y los curadores de los pabellones nacionales han sido extremadamente pacientes y colaboradores durante todo este período. Un sentido de solidaridad está creciendo entre nosotros. Nos reunimos regularmente y discutimos los proyectos y nuestros objetivos compartidos.
No hemos pensado en reorientar o ajustar el tema. De hecho, estamos aprovechando esta situación para resaltar la relación entre las razones que originalmente nos llevaron al elegir el tema y los factores que desencadenaron la pandemia.
En las bienales, los participantes a menudo se apresuran para llegar con todo terminado a la fecha de apertura y cuando ven sus proyectos listos, desean poder tener un poco más tiempo para ajustar o perfeccionar ciertas cosas. Bueno, ahora tendrán el tiempo de su lado. En cuanto a las estrategias generales de curaduría, no hemos pensado en reorientar o ajustar el tema. De hecho, estamos aprovechando esta situación para resaltar la relación entre las razones que originalmente nos llevaron al elegir el tema y los factores que desencadenaron la pandemia. En algunos casos, dejaremos evidencias a los ojos de los visitantes que posibilitarán establecer conexiones con la condición y el contexto actual. En otros casos, ciertos participantes han elegido abordar directamente esta situación particular en algún aspecto de su proyecto.
Sobre el Presente
AD: Teniendo en cuenta la situación global, en su opinión, ¿Cómo viviremos juntos en un mundo marcado por el coronavirus, las revoluciones, las crisis, el cambio y la incertidumbre?
HS: No hay profesión mejor preparada para trabajar con la incertidumbre que la de los artistas (y si los artistas lo permiten, también la de los arquitectos). Los artistas, como nos recuerda el poeta John Keats, son perfectamente capaces de construir mundos enteros sin bases concretas y sin necesidad de explicarlo todo. Hacen de su arte una respuesta plausible a las condiciones de su tiempo, no tratando de comprender en profundidad la totalidad del problema, sino dando un salto adelante y preguntándose, a través de su creación, "¿Qué pasaría si..?", ¿Y si el mundo pudiera ser así? Yo creo que es muy posible que, por ejemplo, surjan nuevos complejos de apartamentos con estudios compactos y cocinas comunes, comedores y terrazas en la azotea como respuesta de diseño a las limitaciones financieras de los jóvenes adultos que habitan las ciudades.
La creación de alternativas es una forma diferente de entender el mundo. "Qué pasaría si" es tan válido como un "cómo" y "por qué". Un contrato espacial podría ayudar a inspirar un contrato social.
El arquitecto que desarrolle esos modelos puede estar solo atendiendo las necesidades inmediatas de los jóvenes, sin poder hacer frente a la escasez de viviendas en general, o a las razones por las que los miembros de este grupo demográfico no pueden permitirse una casa individual en primer lugar, pero el arquitecto presenta una alternativa que es lo suficientemente viable, lo suficientemente seductora, lo suficientemente estética como para llevarnos a imaginar una forma de vida deseable, una respuesta alternativa a la cuestión de la vivienda. Tales experimentos también se han desarrollado en el pasado y, de hecho, se han convertido en modelos para la vivienda moderna. La Unite d'Habitation dio pie para que se generara un período de experimentación del cual surgieron nuevas alternativas para el habitar. También lo hizo el vecindario Sunnyside Gardens en Nueva York. Aunque muy exitosos, ninguno de estos proyectos resolvió completamente el problema de la vivienda. Esto no es para menospreciar en absoluto la necesidad de llegar a la raíz del problema de la vivienda y lo que la causa, sino que es para elevar el poder de la arquitectura para proponer alternativas que cambien la situación velozmente. La creación de alternativas es una forma diferente de entender el mundo. "Qué pasaría si" es tan válido como un "cómo" y "por qué". Un contrato espacial podría ayudar a inspirar un contrato social.
Sobre el Futuro
AD: El tema nos hace cuestionarnos directamente qué estamos haciendo sobre nuestro futuro. Con todos estos cambios de paradigma, pareciera que nos espera un mundo diferente. ¿Cómo percibe este futuro y qué cree que debemos hacer al respecto?
¿Volveremos alguna vez al mundo que conocíamos?
HS: Tenemos que recordar que debemos considerar la variable del fracaso en los futuros que predecimos, no porque no vayamos a poder proyectar ideas y realizarlas o porque estas resulten decepcionantes -aunque a veces lo sean-, sino porque la imaginación de las generaciones futuras superará a la nuestra, y porque los futuros que predecimos serían mejores si incluyéramos aspectos que no anticipamos. La arquitectura tiene otro papel que desempeñar en este sentido. El futuro es en parte una pos-racionalización de la imaginación, las ideas, y sí, también de los espacios y los edificios existentes. Todas estas cosas son anteriores a él, y una vez reunidos en una narrativa coherente, lo impulsan hacia adelante. Lo hacen posible. Las mejores arquitecturas siempre han sido estratégicamente anacrónicas en este sentido. Fueron imaginadas para estar unos pocos pasos adelante de la visión del futuro en el que finalmente se embebieron, pero fueron capaces de sobrevivir porque lograron acomodarse con éxito a los escenarios que finalmente prevalecieron.
Las mejores arqutiecturas […] fueron imaginadas para estar unos pocos pasos adelante de la visión del futuro en el que finalmente se embebieron, pero fueron capaces de sobrevivir porque lograron acomodarse con éxito a los escenarios que finalmente prevalecieron
Mi lucha con las vanguardias está relacionada a como se suelen presentar sus propuestas para el futuro, buscando siempre la singularidad. En la historia de la arquitectura y, en cierta medida, en los talleres de enseñanza, tendemos a exagerar las vanguardias porque son muy gráficas en su claridad y permiten ejemplificar cómo la arquitectura aspira y puede cambiar el mundo. Así pues, tendemos a disminuir la importancia de los enfoques reformistas y revisionistas. Me apresuro a decir que la arquitectura siempre se ha enriquecido cuando estos enfoques han coexistido. Prefiero estar atrapado entre la revolución y la reforma, incluso replicando los futuros del pasado, como solemos hacer, que confundir premoniciones con visiones.
La necesidad de articular diferentes visiones sobre el futuro ha guiado fuertemente mi selección de proyectos para la Bienal de Arquitectura de Venecia de 2021. Podrán encontrar un proyecto muy especulativo, junto a un proyecto que trabaja muy lentamente para mejorar las condiciones existentes sobre el terreno, junto a un prototipo, junto a un proyecto que ha sido materializado y desplegado extensamente con resultados comprobados.
AD: Usted dijo antes que "somos conscientes, como sociedad, de que nuestros propios métodos causarán nuestra alienación", 2 años después esto pareciera más real que nunca. ¿Qué agregaría hoy a esta declaración?
HS: Sólo soy un arquitecto y puedo hablar de nuestra alienación a través de la arquitectura: la ausencia del sentido del lugar, la homogeneidad y la falta de escala humana han sido a menudo evocadas como cualidades arquitectónicas que representan nuestra actual alienación. Tenemos que aceptar estas condiciones como nuevos modos de existencia global que tenemos que mejorar, en lugar de ocultarlas sin éxito bajo una hiper-articulación y falsas diferenciaciones localizadas. Hay una buena ausencia de sentido, hay una buena homogeneidad, hay una buena falta de escala. Si, como ha argumentado Isabelle Stengers, la única perspectiva política a partir de ahora tiene que ser global, entonces seguramente estas cualidades podrían movilizarse para reflejar una identidad global. ¿Podría ser la ausencia de sentido de lugar una cualidad que represente la ciudadanía mundial? La arquitectura tiene mucho que ganar si es capaz de invertir en el potencial emancipador de estas cualidades en lugar de estar siempre atrapada en la expresión de lo local, la "escala humana" y lo específico. También es hora de que examinemos críticamente nuestra fijación con una noción antropocéntrica (léase hombre blanco) de la "escala humana".
Si recuerdo bien, en la cita de su pregunta, hacía referencia a la tesis de Ulrich Beck sobre las sociedades de riesgo: cómo los humanos estamos generando, a través de nuestras propias tecnologías y dispositivos, los riesgos que amenazan nuestra propia existencia (nuclear, ecológica y biológica). Las tensiones políticas en las que vivimos hoy en día apoyan también la tesis de Beck. Estamos otorgándole a la tecnología la responsabilidad de encontrar soluciones a los problemas que la tecnología ha creado. También somos cada vez más conscientes de que estos problemas, y sus soluciones, no son sólo tecnológicos. Los debates en torno a la inundación de Venecia y la actual politización de la pandemia son ejemplos flagrantes de que es necesario llevar los problemas hacia un proceso democrático ¡a pesar de los riesgos que eso conlleva!
Sobre Prioridades y Bienales
AD: Se esperaba que el evento del 2020 fuera memorable. Sin embargo, los desafíos y amenazas a los que se enfrenta el mundo han cambiado completamente nuestras prioridades. ¿Cómo cree que será el futuro de las bienales y exposiciones luego de la crisis sanitaria? ¿Qué tan relevantes serán?
HS: Acabo de regresar de Venecia, donde la Bienal abrió una exposición colectiva con archivos sobre la historia de las bienales desde el siglo 19 (arte, arquitectura, cine, teatro, música y danza). Bajo el título “The Disquieted Muses”, la muestra fue gloriosamente organizada por la actual curadora de arte, Cecilia Alemani, y curadores de otras áreas, incluyendo el campo de la arquitectura. La exposición tuvo mucho exito y la re-apertura de Venecia había sido muy reciente. Lo mismo pasó con otros museos y galerías de la ciudad. El público está sediento de experimentar el arte en primera persona. Esto es un buen presagio a pesar de los reveses y desafíos que el mundo del arte está enfrentando y enfrentará por un tiempo. Pero hay otro reto importante que la exposición ayudó a exponer y a articular. La exposición orientó las miradas hacia la historia de la Bienal de Venecia y evidenció que esta celebración ya tuvo que enfrentarse a grandes cambios en el pasado (el fascismo, la caída de los imperios, la manifestación por el desarme nuclear, el Movimiento por los Derechos Civiles y la Revuelta Estudiantil de 1968).
La Bienal prosperó incluso luego de estas grandes crisis y conflictos y los artistas utilizaron la fragilidad de sus propios medios como fuente de poder. La exposición muestra cómo la Bienal se disolvió y reagrupó en otros eventos por la ciudad para participar más eficazmente en estas luchas. Los curadores y artistas, durante los tiempos turbulentos, hablaron en voz alta en nombre de aquellos que estaban sufriendo y no tenían voz, y cuestionaron, desafiaron y enfrentaron las crisis. Si esto requería convertir la Bienal en una serie de eventos públicos, si requería llevar el arte de los Giardini a la ciudad, no lo dudaron. No les preocupaba si la Bienal seguiría existiendo o no. En retrospectiva, podemos ver como esto terminó por fortalecer a la Bienal, pero en esos momentos todo era incertidumbre. Esta exposición también revela una conexión entre las diferentes Bienales -que rara vez vemos cuando las visitamos de una en una-. La conexión entre las artes, como un único arte, y entre las Bienales como una única Bienal, amplifica el rol de las artes en los tiempos difíciles, incluso cuando son cacofónicas - de hecho, especialmente cuando son cacofónicas.